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La vespa con sidecar de Manoliño o zapateiro
Los protagonistas de esta foto y al mismo tiempo, de esta historia, son Manuel Conde Salgado y su mujer Consuelo Cerreda Sánchez. Tengo el placer de conocerles y escuchar su historia debido a la relación de amistad que han compartido, y siguen manteniendo actualmente, con mis padres. La sonrisa en sus caras, la nostalgia y los recuerdos en sus pensamientos retornan rápidamente al poder relatarme múltiples historias, anécdotas, aventuras y desventuras de sus primeros años de matrimonio. Manuel y Consuelo decidieron unir sus historias y comenzaron a construir su vida en común bajo el altar en el año 1957.
El primer medio de transporte de “Manoliño o zapateiro”, como era conocido, fue una bicicleta. Un vecino próximo al lugar de su zapatería apareció un día con una “Mobylette” diciéndole: “Manoliño, tes que comprar unha como esta; é igual que a bicicleta pero con motor”, y de este modo fue como Manoliño se paso a la “Mobylette”. Trabajaba duro en la zapatería y un buen día la familia aumentó con la llegada de su hijo Agustín (1959). Entonces llegó el momento de cambiar ciertos aspectos de su vida y abandonó la “Mobylette” y se decidió por una Vespa con sidecar. El modelo que eligió fue una de 125 de finales de los años cincuenta que compró de segunda mano y con matrícula OR-6667. Manuel recordando esta historia me cuenta que dicha vespa estaba trucada a 150 y el sidecar era de la firma Secovega, todo ello de color gris, aunque no lo recuerda con suficiente precisión. Lo que si me afirma con rotundidad es que pasado un tiempo la pintó de color naranja, según los gustos de aquella época.
Junto con otros amigos y matrimonios, que también poseían algun scooter tipo Vespa y Lambretta, solían ir de excursión por los alrededores de Ourense. En estas jornadas de descanso y tranquilidad llevaban la comida y acostumbraban elegir lugares próximos a los ríos, pues aprovechaban también para pescar. En la foto se puede apreciar una de estas excursiones y Chelo me comenta que aún recuerda detalles como el mantel o manta que utilizaban para tumbarse en la hierba y que podemos observar en la foto. En concreto esta fotografía fue tomada en Allariz, junto al río Arnoya, cuando Agustín tendría 3 ó 4 años, en los años sesenta.
El siguiente paso, con el aumento de la familia, fueron las cuatro ruedas, un “Goggomobil”, que compartió el tiempo con su Vespa, al ritmo de las estaciones. Un buen día, estando delante de su zapatería al lado de su Vespa con sidecar, apareció un hombre muy interesado por la misma. Manuel no se lo pensó mucho, pues la oferta era sustanciosa. Así fue como Manoliño se despidió de su Vespa y nunca más ha vuelto a saber nada más de ella.Hoy ambos protagonistas de esta historia, Manuel y Consuelo, pasan ya de los ochenta años, con movilidad reducida, pero con la lucidez de sus cabezas intacta. Ambos reconocen abiertamente que cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos sus sonrisas así me lo confirman.
Escrito por: Antonio Feijoo Martiñá.
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La vespa con sidecar de Manoliño o zapateiro
Los protagonistas de esta foto y al mismo tiempo, de esta historia, son Manuel Conde Salgado y su mujer Consuelo Cerreda Sánchez. Tengo el placer de conocerles y escuchar su historia debido a la relación de amistad que han compartido, y siguen manteniendo actualmente, con mis padres. La sonrisa en sus caras, la nostalgia y los recuerdos en sus pensamientos retornan rápidamente al poder relatarme múltiples historias, anécdotas, aventuras y desventuras de sus primeros años de matrimonio. Manuel y Consuelo decidieron unir sus historias y comenzaron a construir su vida en común bajo el altar en el año 1957.
El primer medio de transporte de “Manoliño o zapateiro”, como era conocido, fue una bicicleta. Un vecino próximo al lugar de su zapatería apareció un día con una “Mobylette” diciéndole: “Manoliño, tes que comprar unha como esta; é igual que a bicicleta pero con motor”, y de este modo fue como Manoliño se paso a la “Mobylette”. Trabajaba duro en la zapatería y un buen día la familia aumentó con la llegada de su hijo Agustín (1959). Entonces llegó el momento de cambiar ciertos aspectos de su vida y abandonó la “Mobylette” y se decidió por una Vespa con sidecar. El modelo que eligió fue una de 125 de finales de los años cincuenta que compró de segunda mano y con matrícula OR-6667. Manuel recordando esta historia me cuenta que dicha vespa estaba trucada a 150 y el sidecar era de la firma Secovega, todo ello de color gris, aunque no lo recuerda con suficiente precisión. Lo que si me afirma con rotundidad es que pasado un tiempo la pintó de color naranja, según los gustos de aquella época.
Junto con otros amigos y matrimonios, que también poseían algun scooter tipo Vespa y Lambretta, solían ir de excursión por los alrededores de Ourense. En estas jornadas de descanso y tranquilidad llevaban la comida y acostumbraban elegir lugares próximos a los ríos, pues aprovechaban también para pescar. En la foto se puede apreciar una de estas excursiones y Chelo me comenta que aún recuerda detalles como el mantel o manta que utilizaban para tumbarse en la hierba y que podemos observar en la foto. En concreto esta fotografía fue tomada en Allariz, junto al río Arnoya, cuando Agustín tendría 3 ó 4 años, en los años sesenta.
El siguiente paso, con el aumento de la familia, fueron las cuatro ruedas, un “Goggomobil”, que compartió el tiempo con su Vespa, al ritmo de las estaciones. Un buen día, estando delante de su zapatería al lado de su Vespa con sidecar, apareció un hombre muy interesado por la misma. Manuel no se lo pensó mucho, pues la oferta era sustanciosa. Así fue como Manoliño se despidió de su Vespa y nunca más ha vuelto a saber nada más de ella.Hoy ambos protagonistas de esta historia, Manuel y Consuelo, pasan ya de los ochenta años, con movilidad reducida, pero con la lucidez de sus cabezas intacta. Ambos reconocen abiertamente que cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos sus sonrisas así me lo confirman.
Escrito por: Antonio Feijoo Martiñá.
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